En Chile existen más de cien recursos marinos con restricciones de captura, dentro de los que se cuentan algas, crustáceos, moluscos, aves, mamíferos y peces de aguas continentales.

Con el inicio de agosto comenzó a regir la veda de la merluza austral (Merluccius australis) que prohíbe su captura durante todo el mes con el fin de proteger su reproducción en el período en que registra las tasas máximas de desove.

La medida, que se aplica desde las regiones de Los Lagos y Magallanes, también contempla restricciones a la comercialización, procesamiento, almacenamiento y transporte del producto fresco en todo el territorio nacional.

Las vedas son uno de los varios instrumentos de que dispone la Subsecretaría de Pesca (Subpesca) para frenar el deterioro de especies hidrobiológicas que presentan necesidades de protección y ayudar a su recuperación en el largo plazo.

Así, la autoridad pesquera puede prohibir la captura o extracción de un recurso en una zona específica y por un periodo determinado, pudiendo en algunos casos dictaminar una prohibición permanente, explica la investigadora del Departamento de Oceanografía y Magíster en Ciencias con mención Pesquerías, Sandra Ferrada Fuentes.

La bióloga marina y coordinadora del Laboratorio de Genética y Acuicultura cuenta que en la legislación chilena existen tres tipos de veda: la biológica, la extractiva y la extraordinaria.

Cada una de ellas responde a propósitos distintos. “La primera tiene por objetivo resguardar el proceso de reproducción y de reclutamiento de la especie. Así se maximiza la probabilidad de que existan ejemplares pequeños o juveniles que lleguen a la edad adulta y puedan dejar descendencia para perpetuar la población en el tiempo y espacio”, explica Ferrada.

La veda extractiva, en tanto, se establece con el fin de conservar un recurso y se vincula al estado de su población, por ejemplo cuando ésta registra una reducción en relación a otros períodos.

“Generalmente son las más extensas en el tiempo”, acota la especialista, quien también imparte clases en la carrera de Antropología.

Finalmente, las extraordinarias se aplican cuando se presentan fenómenos oceanográficos que pueden afectar negativamente a una pesquería, por ejemplo, un evento importante de contaminación.

La académica detalla que para establecer estas restricciones, la Subpesca considera la información científica disponible e informes técnicos elaborados en base a estudios del Instituto de Fomento Pesquero, universidades e institutos.

Merluza austral. Crédito: Sandra Ferrada.

Luego, la propuesta de veda es comunicada a los comités Científico-Técnico y de Manejo asociados a las pesquerías hasta que se emite el decreto con la medida, cuyo cumplimiento es fiscalizado por Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca).

Responsabilidad del consumidor

Para quienes infrinjan las vedas, la Ley General de Pesca y Acuicultura determina sanciones, que van desde multas al presidio, además del decomiso de las especies, artes de pesca y clausura de locales.

“Las penas están indicadas para actividades como captura, extracción, caza, recolecta, corte de especies en veda, así como su procesamiento, apozamiento, elaboración o transformación, almacenamiento, así como el transporte y comercialización de especies en veda o sus derivados”.

Sin embargo, anota la académica, la Ley no castiga a quienes compran productos que están en veda.

“Por eso es importante la información y educación oportuna sobre el consumo responsable de alimentos de origen hidrobiológico y el impacto que puede tener nuestra conducta como consumidores en su sustentabilidad y la sustentabilidad de las actividades que se realizan en torno a las pesquerías”.

Asimismo, afirma que en este contexto es clave no comprar especies en veda ni derivados de ellas y denunciar ante Sernapesca hechos que contravengan las medidas restrictivas.

“En los periodos de veda tenemos otras alternativas de consumo de recursos hidrobiológicos que potencian nuestra salud y al mismo tiempo salvaguardamos nuestros recursos naturales”, asevera la especialista.

Sandra Ferrada indica que actualmente en Chile existen más de cien recursos marinos con algún tipo de veda, dentro de los que se cuentan algas, crustáceos, moluscos, aves, mamíferos y peces de aguas continentales.

La veda de la merluza austral protege el proceso reproductivo de la especie y considera otras restricciones en las artes de pesca y aparejos, determinando el tamaño de los anzuelos y de las mallas.

El próximo mes se concretará la veda biológica de la merluza común (Merluccius gayi), conocida comúnmente como pescada, también con el objetivo de proteger su reproducción.

Merluza común. Crédito: Sandra Ferrada.

“Durante septiembre está prohibida la extracción de hembras y machos maduros que se encuentran en etapa de fecundación, generando huevos que se transformarán en larvas, juveniles y, potencialmente, en adultos que sustentarán a la especie y las actividades pesqueras que se desarrollan en torno a la merluza común en nuestro país”, indica Ferrada.

La prohibición de captura, en este caso, abarca la zona comprendida entre el límite norte de Arica y Parinacota y el límite sur de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena.

Sobreexplotación

El académico del Departamento en Oceanografía y especialista en Pesquerías, Sergio Neira Alarcón, señala que las vedas de estas dos especies de merluza han sido establecidas en base al período del año en que alcanzan su máximo reproductivo, de dándole “la oportunidad a los individuos sexualmente maduros de desovar y fecundar la mayor cantidad de huevos”.

De este modo, agrega,  aumenta la probabilidad de sumar nuevos individuos a la población y que ésta se perpetúe en el tiempo.

El Dr. Neira afirma que es importante respetar las vedas de cualquier recurso pesquero, “pero se hace más crítico en estas dos especies que se encuentran en estado de sobreexplotación y por lo tanto se requiere recuperar, aumentar, su biomasa hasta niveles sostenibles”.

Y aunque las vedas aportan a la protección de estos recursos, el director del Doctorado en Ciencias con Mención en Manejo de Recursos Acuáticos Renovables considera que existen algunos desafíos en esta materia, particularmente en conocimientos.

“A mi juicio hay muchas brechas en nuestro conocimiento de estas pesquerías, pero me gustaría resaltar tres: la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; las interacciones de estas especies de merluzas con sus presas y predadores, y  las respuestas de ambas especies ante cambios en las condiciones ambientales y del hábitat inducidas por la variabilidad climática”, puntualiza el especialista.

Crédito: fotografía de portada de Diario Concepción. Artículo publicado en Noticias UdeC