La académica del Departamento de Zoología e investigadora principal del Instituto Milenio BASE, Dra. Angie Díaz, realizó una visita de investigación en el Museo de Historia Natural de París.
Estuvo trabajando en dos colecciones: durante la primera semana de su estadía, trabajó en la colección de Malacología, para hacer extracción de tejido y registro fotográfico del caracol Neobuccinum eatoni, que es la especie focal de su proyecto Fondecyt de iniciación 11190906 “Cryptic speciation in the Southern Ocean: integrating genomics, morphology and species distribution models to elucidate the speciation process of a gastropod group” y que también es uno de los modelos de estudio del Instituto Milenio BASE, del cual la profesora Díaz es Investigadora Principal.
La segunda semana de su estadía, estuvo revisando la colección de Equinodermos, realizando un registro fotográfico de las distintas especies del género Psolus, un género de la clase Holothuroidea “pepino de mar”, que están dentro de los objetivos y de un grupo de estudio del Instituto Milenio BASE.
“Las muestras que ahí analicé son las que tienen distribución en el hemisferio sur y, principalmente, en la zona antártica y subantártica, que es el área donde se centra el Instituto Milenio BASE”, explicó la Dra. Angie Díaz.
¿Por qué estudiar estas especies?
En el caso de Neobuccinum eatoni la pregunta que la profesora Díaz quiere responder apunta a que al parecer los datos genéticos con los que cuenta señalarían que es un complejo de especies críticas, es decir, que distintos animales en base a morfología son identificados como Neobuccinum eatoni, sin embargo, su información genética señala que hay más de un grupo, distintos linajes por el momento.
“Lo que estoy haciendo es analizar esto, sumando no solo información genética, sino que información a través de la morfometría geométrica y modelamiento de nicho, distribución de especies, porque utilizando estas tres técnicas de manera independiente, que responden a distintas conceptualizaciones de qué es una especie, quiero tratar de responder cuántas especies estarían representadas en este grupo. Por eso es importante ir con una cámara fotográfica y realizar un registro individuo por individuo, para el análisis de morfometría geométrica y también la extracción de tejido, para realizar acá la amplificación de distintos fragmentos de ADN”, dice la Dra. Angie Díaz.
Otro punto relevante es que esta especie se distribuye alrededor de todo el continente Antártico en el océano austral y tiene una distribución batimétrica, es decir, habita distintas profundidades desde los 5 m hasta 1900 m.
“Con las distintas campañas en las que he ido a Antártica, mediante buceo, solo puedo tener acceso a los primeros 30 metros de profundidad, que es lo que puedo bucear. En cambio, en esta colección tienen muestras: 1) de una base antártica francesa que está al lado Este del continente, algo que yo no puedo tener acceso con el apoyo logístico el Instituto Antártico chileno, porque no está dentro del territorio que reclama Chile, sino que está al lado contrario del continente y; 2) se trata de muestras que son profundas. Entonces este viaje me permitió tener acceso a una nueva localidad”, recalca la investigadora principal del Instituto Milenio BASE.
Equinodermos
Con respecto a los equinodermos, específicamente al género Psolus (pepinos de mar), la Dra. Díaz señala que el Instituto Milenio BASE está recién en su primer año de ejecución, entonces lo que están desarrollando son estudios a nivel filogeográficos, genética de poblaciones.
“Tenemos unas muestras que consideramos ‘problema’, entre comillas, que provienen de las Islas Falkland Malvinas, dos poblaciones que pudimos muestrear el año 2019. En sus catálogos los ingleses la tienen descrita a nivel de género, no está determinada a nivel de especie. Entonces queremos saber qué especie es y junto con esto a través del Instituto BASE vamos a tener muestras para poder mostrar distintas poblaciones de la provincia magallánica del lado Este y Pacífico de Patagonia. Junto con esto, identificaremos a nivel taxonómico las muestras de las Malvinas, poder hacer un estudio filogeográfico, en cómo se distribuye la diversidad genética en las especies que ahí habitan”, recalca la Dra. Angie Díaz.
La investigadora científica resalta que hay cuatro especies o tres descritas por la literatura. Podrían ser las que encontraron en Malvinas y ahí la idea es aportar con el conocimiento de qué especie es, si es que estaba descrita o no, si no lo está hacer una extensión de la distribución de la especie que resulte ser y junto con eso tener un registro de todas las especies. “Es importante, porque es algo que nos ayuda a la determinación al menos en una primera instancia, poder comparar la muestra que tenemos ahora de Malvinas, las que vamos a poder ir a buscar en distintos terrenos a Ushuaia, a Porvenir, también por el lado Atlántico poder tratar de hacer una primera identificación netamente morfológica”.
Neobuccinum eatoni
Con respecto Neobuccinum eatoni las investigaciones de la Profesora Angie Díaz están avanzando en la parte genética y falta toda la parte morfométrica.
Es por ello que nos adelanta que en 2023, visitará la colección del Smithsonian en Washington, ya que ellos cuentan con otra población dentro de la colección que me ayudará a completar un poco el puzzle. Eso ya sería el último punto para cerrar esa investigación con respecto a Neobuccinum eatoni.
Pero con respecto a Psolus, la profesora Díaz advierte que esto está recién comenzando. “Por supuesto, que tengo que aprovechar también la visita al Smithsonian para ver qué es lo que tienen ellos, también hacer registro fotográfico. También me di cuenta de qué las muestras que tenía en el Museo de París, si bien tenían alrededor de 10 especies del género, todas corresponden a campaña muy antiguas del 1800, 1840 y 1920. En ese caso, para el registro fotográfico está bien, pero no son útiles para hacer estudio genético, ya que la mayoría si es que no todas fueron fijadas en formalina y la formalina deteriora del material, entonces no nos sirve y, como son muestras difíciles de obtener porque por lo general estas especies viven desde los 30 metros de profundidad, también eso repercute o dificulta poder tener acceso a muestras”.
Por eso motivo es importante visitar las colecciones de los distintos museos, ya que ellos recogen todas o gran parte de las muestras que realizan expediciones antárticas y subantárticas. Entonces el interés de la científica UdeC para Washington en 2023 es ver qué muestras tienen, qué especies y sobre todo desde qué año son esas muestras, para idealmente poder hacer extracción de tejido y poder continuar con este estudio genético.
Colaboradores
Con respecto a Neobuccinum eatoni la profesora Angie Díaz tiene colaboradores como el profesor Cristian Aldea de la U. de Magallanes (UMAG), el profesor Jesús Troncoso de la Universidad de Vigo en España, una estudiante de pregrado de Biología Marina, Rosita González, quien está desarrollando su tesis en los modelos de distribución de la especie.
Otro colaborador relevante es el Dr. Hugo Benítez, experto en morfometría geométrica. En el área de los Equinodermos, cuenta con la estudiante de Magíster en Ciencias mención Zoología, Catalina Jara, quien trabaja actualmente con las muestras de Malvinas. Asimismo, a raíz de la visita que tuvo al Museo de Historia Natural de París, está trabajando en colaboración con el curador del área de equinodermos, Dr. Marc Eleaume, (MNHN París), pero se está generando ahí un grupo con investigadores como el Dr. Elie Poulin (UChile y director del Instituto Milenio BASE) y Dra. Karin Gerard (UMAG) y la curadora del área Equinodermos del Museo de Historia Natural de Santiago, Andrea Martínez.
Crédito fotografías: Dra. Angie Díaz.